Holderling

apunte dibujo sobre fragmentos

La penetrant ànima dels objectes

La penetrant ànima dels objectes 1500 1538 fcescxavier

Giotto. Trobar el llenguatge de la naturalessa.

Buscar, cercar, aprendre a veure amb aquest fi cerca respostes, però la solució no es tan la consecució d’un fi sino sino saber-se refer del fracàs. Com?

Constituir un llenguatge paral.lel., ser capaç de traduir i de incorporar en un tot cadascun dels avanços, o millor dit ser capaç de traduir tots els intents en decissions, en capacitat de decidir, en la possibilitat de guanyar temps al temps. No és així com es va obrint camí la vida? No es aquesta la nostre maldestra condició, no es el dibuix un reconeixement del nostre si, una reflexió un cercles i una humil superació.

El dibuix constitueix un mode d’apropar-se a la realitat. Fa preguntes que són  dibuixos, dibuixar per preguntar, per interrogar-se per tot.

Home sense lletres.

Dibuixos de coses quasi bé indibuixables. No es important una resposta sino la pregunta. Dibuixar es preguntar-se constantment. Chillida no fa una escultura fácil, de coses ja apresses si així fos quin consol em pertocaria, perquè dibuixar el que ja sé si el meu cap es simple i ha de aprendre. Dibuixem per solicitar coses noves perquè el que fem ens proposi quelcom nou, perquè se’ns doni una sortida però cal traduir, cal ser capaços de trobar un missatge en el que se’ns dona.

Holderling parla en el poema “com en dies de festa” com el poeta ha de estar preparat per llegir les senyals que li arriben., de la mateixa maner el dibuixant l’artista ha de preparar-se per entendre el llenguatge proposat per la natura. Però car estar preparat no vol dir estar preparat, sino preparant-se amb la precarietat del que no té, perquè res l’assedega.

Leonardo es a dins, ha penetrat dins dels objectes animats, desde l’ànima que tot ho alena, desde la seva ontologia per això com alquimista s’ha fet amb el descubriment de la vida.

Conexiones neuronales

Dicho esto me es completamente imposible modelar, pintar o dibujar una cabeza, por ejemplo, tal y como la veo, y sin embargo es lo único que intento hacer. Todo lo que puedo hacer no será sino una pálida imagen de lo que veo y mi éxito estará siempre por debajo de mi fracaso, o tal vez el éxito siempre igualará al fracaso. No sé si trabajo para hacer algo, porque no puedo hacer lo que quisiera.

 

Ciertamente, practico la pintura y la escultura, y esto desde siempre , desde la primera vez que dibujé o pinté, para morder la realidad, para defenderme, para atacar mejor, para agarrarme con uñas y dientes, para avanzar lo más posible en todos los planos, en todas las direcciones, para defenderme del hambre del frío de la muerte, para ser lo más libre posible; lo más libre posible para intentar- con los medios que hoy me son más propios- ver mejor, comprender mejor lo que me rodea, comprender mejo para ser lo más libre posible, crecer lo más posible , para gastar entregarme al máximo en lo que hago,para correr mi aventura, para descubrir nuevos mundos, para hacer mi guerrra, por el placer por la satisfacción de la guerra, por el placer de ganar y de perder.

Giacometti, escritos

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El paisaje no está separado de la emoción sino que lo uno está en lo otro, lo uno revela lo otro. El arte (…)surge en el encuentro-fusión de la interioridad y del mundo; su proceso- de nuevo se impone la noción- nace de una interacción contínua de ambos. Volvamos a la roca elegante de Ni Zan: no está colocada como una cosa(exterior) frente a la mente que percibe; sino que, en la vaguedad de su configuración – suspendida entre el “hay” y “no hay” de la transformación y liberada por ello del modelado cosificador- anula toda idea de objetividad; no la contradice pero la ignora. Excluye su posibilidad. La roca no está representada.

Un pintor que hacía el retrato de un señor de la corte, nos cuentan en la misma página, no lo encontraba suficientemente parecido; pero un día volviendo del palacio, exclamó contento: “¡Ya lo tengo!”. Añadió tres arrugas en el extremo interior del ojo pero tan discretamente que resultaban apenas perceptibles: al hacerlo agachar la cabeza y mirar hacia arriba con las cejas levantadas y el entrecejo fruncido… había alcanzado, nos dice el crítico, “el gran parecido”: el que transmite el espíritu”.

 

La fórmula tiene valor de adagio: se pinte lo que se pinte, en cuanto aparece la intencionalidad, está acabado”, es perfecto, “se accede a la coherencia interna” y se penetra en la dimensión del espíritu”

“Los picos entre las nubes y el aspecto de las rocas: sin dejar rastro (de un saber hacer) el dispositivo es natural;  un pensar del pincel que se despliega espontáneamente en todas las direcciones: esto es lo que participa en la creación-transformación continua(…)”.

 

Un jardín chino no puede ser declarado bello (salvo, si acaso, una vez que uno ha salido de él lo recompone mentalmente) puesto que no es posible la percepción sintética y sólo se descubre a medida que avanza el paseo, siguiendo el paseo, siguiendo el sendero que hace variar por alternancia los puntos de vista que se contrastan y se compensan: da lugar a una evolución, renovando la disposición mental y sosegándola, y no a una visión.

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