Los días se estaban haciendo cortos. Se acercaban malos tiempos. L’inverno è alle porte. Sí, sí, l’inverno chilla de nuevo volviendo a mirar hacia mí. Mi corazón deja de latir por un segundo.
Sebald describe minuciosamente una escena, se detiene narrando los hechos, detallandolos hasta convertirlos en percepción de sensaciones, su huída precipitada de Verona a Innsbruck nos parece algo más, no recurre más que al lenguaje certero contemporizador de miradas y gestos para relatar una escena cargada de un yo pensante hasta hacerlo doliente, porque el aire a veces duele parece decir este tipo de escritura que devuelve el alma a la lectura.