Es massa tard. Em llevo d’hora per dur al Cosmo de passeig. Baixo les escales de fusta d’aquesta vella casa al carrer Víctor Hugo d’Amboise. El camí em condueix fins el parking del capdevall del carrer , si el seguissim arribariem al Clos de Luce, la casa on va morir Leonardo da Vinci quan era al servei del rei Francès, Francesc I. Camino fent una descoberta matinera, per una plataforma de fusta arribo fins un segon parking a l’entrada del poble. Uns cartells de color vermell òxid indiquen com arribar al Chateau Royal, Chateu Mallard, al Clos de Lucé i a la casa del filòsof desconegut. Es massa tard per seguir la pista, però he de reconeixer que durant uns minuts tracto de localitzar la casa d’aquest enigmatic veí.
Segons wikipèdia ens trobem davant Louis-Claude de Saint-Martin.«En general se le escucha con singularidad, pero no se le secunda. Pareciera que en medio de esa sociedad tan sensual, escéptica y materialista, todos desearan luz, pero una luz dulce y agradable, y al encontrarse con una forma algo austera, tal como la presentaba en su primer libro, la rechazaban».
philosoph unconnu
Agrega que nuestras facultades internas y escondidas son las verdaderas causas de las obras externas, y así también en el Universo son las potencias internas las verdaderas causas de todo cuanto se manifiesta en el exterior. Lejos de querer ocultar a nuestros ojos las verdades fecundas y luminosas que son el alimento de la inteligencia humana, Dios las ha escrito en todo lo que nos rodea. Las ha escrito en la fuerza viva de los elementos, en el orden y la armonía de todos los fenómenos del mundo, pero aún mucho más claramente en aquello que forma la característica distintiva del hombre. Por lo tanto, estudiar la verdadera naturaleza del hombre y deducir de los resultados que surjan de este estudio la ciencia del conjunto de las cosas, apreciarlas a los rayos de la luz más pura, ése debe ser el gran objetivo del filósofo.
Esa es una de las pocas palabras académicas que uso en el ensayo y me sirve para subrayar dos términos: alter (otro) y topos (lugar). La enseñanza tiene que ver con compartir en un lugar especial, diferente, otro.
R. El umbral no supone identidades fijas ni pertenencias o modo de propiedades, sino estilos de vida abiertos, flexibles y nómadas. Doy prioridad a los verbos, es decir, a las acciones por encima de los sustantivos. La vida de cada persona es un ir paso a paso, orientándose e identificándose. Y procuro evitar las etiquetas. Hay demasiadas.
La resistencia sigue teniendo sentido. No hay que rendirse ante lo que domina. Hay que recrear lugares diferentes, paréntesis en donde crezcan las fuerzas para cambiar de rumbo.
Bilbeny habla de un artículo que escribió en 1784 en el que reclamaba con insistencia que cada cual aprenda a pensar por sí mismo, y en el que escribió, recordando el viejo Sapere aude! —atrévete a pensar— de Horacio: “¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí el lema de la Ilustración”.
La crítica se va construyendo, es una tarea infinita, y derrumba y horada y masacra cada uno de esos mitos en los que se siguen sosteniendo los proyectos absolutos —¿absolutistas?— y sentimentales de los líderes iluminados.
La danza olímpica
–
https://elpais.com/opinion/2024-08-11/la-danza-olimpica.html
Todas estas imágenes disolvían las fracturas identitarias que dividen nuestras sociedades, despedazando desde la belleza la agenda reaccionaria que lucha por restaurar el falso “orden natural de las cosas”. Fue un grito poderoso: nuestras identidades son impuras, mezcladas, fragmentadas. Y de ese grito se extrae una pregunta política: ¿cómo convivir en un mundo que nos pertenece a todos?
Aquí los míos y allí los otros. Cuando miramos a alguien o algo que nos sitúa en un lugar donde nuestra propia imagen titubea, sentimos el pánico a la frontera: su porosidad nos dice que el diferente que veo ante mí es alguien como yo.
Pienso donde existo
–
https://elpais.com/opinion/2024-08-11/pienso-donde-existo.html
La tarea no es sencilla, y no solo por la gestión y la logística al respecto, sino porque ahonda además en un problema filosófico importante: el de la consideración del otro, el del tratamiento de la otredad, y, pegado a ello, el de cómo mostrarla, cómo dar la voz a ese otro sin hablar por él.